miércoles, 19 de febrero de 2014

NEUROPSICOLOGIA DEL MALTRATADOR


Gran parte de los hombres que ejercen maltrato contra sus parejas presentan déficits en funciones ejecutivas, memoria y atención, capacidades intelectuales y empatía; y dos factores coadyuvantes a estas deficiencias son los traumatismos craneoencefálicos y el abuso de alcohol. 

Por ello, se realizó un estudio en el que el objetivo fué revisar y recapitular los resultados obtenidos sobre los déficits neuropsicológicos en maltratadores y relacionarlos con los correlatos neuroanatómicos implicados en las funciones alteradas. Se enfatiza el papel de los traumatismos craneoencefálicos y el abuso o la dependencia del alcohol, así como la posible existencia de daño orgánico cerebral. 

Se revisó la bibliografía científica usando los buscadores Google Scholar, PsycINFO, PubMed, Medline e ISI Web of Knowledge; y las conclusiones fueron que los maltratadores presentan un detrimento de la flexibilidad cognitiva, la capacidad de inhibición, la velocidad de procesamiento y las habilidades verbales. Además, muestran una atención pobre, una baja capacidad de abstracción y una limitación en las habilidades mnémicas, tanto de la memoria de trabajo como a largo plazo. Los traumatismos craneoencefálicos y el abuso o la dependencia del alcohol exacerban los déficits ya presentes en los maltratadores, pero no son suficientes para explicarlos. Estos déficits podrían ser producto de un funcionamiento anormal de estructuras como los córtex prefrontal y occipital, el giro fusiforme y el cingulado posterior, el hipocampo, el tálamo y la amígdala. La comprensión de dichos mecanismos favorecería el desarrollo de terapias de rehabilitación neuropsicológica coadyuvantes a las terapias establecidas hoy en día.

Olga García 

martes, 18 de febrero de 2014

SÍNDROME DE ALINEACIÓN PARENTAL (SAP)



El síndrome de alineación parental o SAP, es un término que el profesor de psiquiatría Richard A. Gardner acuñó en 1985. En el estudio que realizó en casos de divorcios conflictivos o destructivos, se referió al conjunto de síntomas que resultan del proceso por el cual un progenitor, mediante distintas estrategias, transforma la conciencia de sus hijos con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor, hasta hacerla contradictoria con lo que debería esperarse de su condición, como Parental Alienation Syndrome

A pesar de existir publicaciones científicas llevadas a cabo por profesionales en la materia, como es el caso de la doctora, Amy J. L. Baker, la cual expone en sus publicaciones los distintos síntomas y efectos sobre los alienados, éste no es reconocido como tal o como trastorno alguno por las comunidades médicas legales. La teoría de Gardner y los estudios relacionados con ella han sido ampliamente criticados por los estudiosos de salud mental y leyes. Sin embargo, el concepto separado pero relacionado de alienación parental sí se reconoce como una dinámica en algunas familias divorciadas.

La existencia de este síndrome no ha sido aceptada por la Organización Mundial de la Salud ni por la Asociación Americana de Psiquiatría, que debido a propuestas externas está estudiando la posibilidad de incluirlo o no en su próxima edición del DSM. Para acceder al DSM, se están presentando sentencias que contienen las palabras síndrome de alienación parental. Es importante tener en cuenta que el “método científico” para obtener los datos, según Gardner, es el siguiente: «En este punto, los peritos que concluyan que el SAP es un diagnóstico aplicable, harán bien en incluirlo en el (los) lugar(es) adecuado(s) en sus informes (especialmente, al final). Al mismo tiempo, harán bien si incluyen cualquier diagnóstico del DSM-IV que sea aplicable para el alienador, el niño alienado y (si procede) para el progenitor alienado. De esta forma, incluso si el juzgado no reconociera el SAP, lo tendrá más difícil para ignorar estos diagnósticos alternativos del DSM.» 

Teoría de Gardner

Habitualmente es un fenómeno desencadenado por uno de los progenitores respecto al otro; del mismo modo que no necesariamente se desencadena por divorcio o separación, también puede ser provocado por una persona distinta del custodio del menor (nueva pareja, abuelos, tíos, etc.); también se han observado casos dentro de parejas que mantienen su vínculo, aunque son menos frecuentes. 

Gardner distingue tres grados de SAP: leve, moderado y agudo, aconsejando diversas formas de actuación para cada uno de ellos y destacando la importancia de distinguir en qué caso se está actuando. 

Es característico que los hijos estén involucrados en el proceso de deterioro, hecho que logra provocar el progenitor alienador mediante un mensaje y un programa constituyendo lo que normalmente se denomina “lavado de cerebro”. Los hijos que sufren este síndrome, desarrollan un odio patológico e injustificado hacia el progenitor alienado que tiene consecuencias devastadoras en el desarrollo físico y psicológico de éstos. Consecuentemente el síndrome afecta también a familiares del progenitor alienado como son: abuelos, tíos, primos, etc. Otras veces, sin llegar a sentir odio, el SAP provoca en el niño/a un deterioro de la imagen que tiene del parental alienado, resultando de mucho menos valor sentimental o social que la que cualquier niño tiene y necesita de sus progenitores: “el niño/a no se siente orgulloso de su padre/madre como los demás niños”. Esta forma más sutil, que se servirá de la omisión-negación de todo lo referente a la persona alienada, no producirá daños físicos en los menores, pero sí en su desarrollo psicológico a largo plazo, cuando en la edad adulta ejerzan su papel de progenitores. El síndrome de alienación parental está considerado como una forma de maltrato infantil. Por otra parte, la resistencia de muchos profesionales se explica por los casos de maltrato (incluyendo casos de abusos sexuales) en los que judicialmente se ha alegado SAP para desacreditar el testimonio de la madre y de sus hijos víctimas de abusos. Por esta razón, el diagnóstico diferencial del Síndrome de Alienación Parental requiere que no exista maltrato previo, psicológico o físico, a la madre y los hijos, por parte del progenitor alienado. 

En España, Estados Unidos y otros países se está intentando establecer el SAP como defensa legítima contra acusaciones de abuso infantil. Gardner es citado ampliamente por el grupo de defensores de la pederastia, quienes aseguran que ésta es una opción sexual legítima, pues en palabras del mismo Gardner “hay algo de pederastia en cada uno de nosotros.” Debido a esto, grupos defensores de los derechos de los niños y grupos de lucha contra el abuso sexual a infantes, han desmentido las teorías de Gardner, quien al parecer fue pederasta él mismo. Gardner se quitó la vida en 2003. 

Signos de alerta

Algunos indicadores típicos que permitirían detectar síntomas de maltrato:
Impedimento por parte de uno de los progenitores a que el otro progenitor ejerza el derecho de convivencia con sus hijos.* Desvalorizar e insultar al otro progenitor en presencia del hijo, aludiendo cuestiones de pareja que no tienen nada que ver con el vínculo parental.
Implicar al propio entorno familiar y a los amigos en los ataques al excónyuge.
Subestimar o ridiculizar los sentimientos de los niños hacia el otro progenitor.
Incentivar o premiar la conducta despectiva y de rechazo hacia el otro progenitor (basta con que los niños vean que esa actitud hace feliz a la madre o al padre, para ofrecer su dolor y así reconfortar al adulto alienador).* Influir en los niños con mentiras sobre el otro llegando a asustarlos.
En los niños puede detectarse cuando éstos no pueden dar razones o dan explicaciones absurdas e incoherentes para justificar el rechazo; y también si utilizan frases o palabras impropias de su edad, como diálogos similares o idénticos al del progenitor alienador, llegando incluso a recordar y mencionar situaciones que jamás han sucedido.
Consecuencias
Según algunos expertos, los niños que sufren este síndrome, padecen perturbaciones y disfunciones debido a que sus propios procesos de razonamiento han sido interrumpidos o coaccionados. Según esta teoría, los menores que sufren esto, relacionan sus frustraciones con los pensamientos o recuerdos asociados al progenitor alienado, y por tanto desarrollarán conforme vayan creciendo, tendencia a proyectar toda su negatividad psicológica sobre la imagen que tienen de tal progenitor, lo que termina por destruirla y por extensión a la relación. Para ello, el progenitor alienante, trae a colación la persona del alienado, sólo en los momentos en que el menor sufre alguna frustración; lo hacen sistemáticamente, es decir, en todas las ocasiones posibles antes explicadas, al tiempo que omiten toda referencia a la misma persona, sistemáticamente en todos los momentos en que el niño esté de buen ánimo. Esta polarización de frustraciones que asocia toda la negatividad mental del menor con su progenitor alienado o su imagen, es dirigida por manipulación consciente del alienante, sirviéndose de su prevalencia sobre el niño/niña. 

El Departamento de Justicia de Canadá declara que no existen evidencias empíricas sobre la existencia del SAP, y aclara que en circunstancias en las que uno o ambos de los progenitores activamente intentan disponer al niño en contra del otro, aunque efectivamente esto causa al niño sufrimiento emocional, la observación empírica indica que el niño procura por el contrario mantener la relación con ambos progenitores. También indica que, en aquellos casos en los que finalmente toma partido, lo suele hacer por aquel progenitor que se muestra más afectivo y cercano. 

Se ha criticado también que el SAP puede emplearse para enmascarar como tal, actitudes legítimas de rechazo a uno de los progenitores, en aquellos casos en los que el niño ha sido víctima o testigo de abusos, malos tratos físicos, verbales, negligencia, o abandono. De hecho, la sintomatología achacada al SAP puede por el contrario ser síntoma de que se están produciendo o se han producido dichos problemas en la relación con el progenitor alienado. 

En palabras del abogado Richard Ducote “El “SAP” es el sueño de los abogados para una defensa criminal, puesto que cuanto mayor es la prueba del crimen, mayor es la prueba de la defensa.” (De hecho el doctor Richard Gardner la desarrolló mientras trabajaba como asesor para hombres acusados de abusar sexualmente de sus hijos/as.) La teoría de Gardner incluye la idea de que el niño abusado debe permanecer con su abusador, pues según él, alejar al niño de quien lo abusa sexualmente hará inútil todo intento de terapia con el abusador. Gardner asegura, además, que la permanencia del niño con su abusador debe acompañarse por un constante reforzamiento en el niño de la idea de que no existen padres perfectos (y por lo tanto, debe soportar el abuso con paciencia). 

Por otro lado, otros países sí han admitido de alguna manera la existencia del Síndrome de Alienación Parental como problemática social. Más recientemente en Reino Unido, la justicia londinense hizo público que posee instrumentos legales fuertes para combatir a los progenitores (principalmente madres) que causan los efectos considerados dañinos del SAP en sus hijos.Otros países en latinoamérica también cuentan con un marco jurídico que protege a los niños del abuso provocado por el SAP, como es el caso de México y de Brasil, país en que cuenta con la ley n° 12.319, del 26 de agosto de 2010, que explícitamente habla de la Alienación Parental como figura legal. 

Día Internacional del Síndrome de Alienación Parental

El Día Internacional del Síndrome de Alienación Parental se celebra en todo el mundo, el 6 de mayo.

Olga García Bermúdez 

miércoles, 12 de febrero de 2014

VIOLENCIA MACHISTA Y SALUD

Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico. Hablamos de daño físico, más allá de los golpes y los moratones. 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), algunos de los problemas que pueden aparecer en la mujer maltratada son cefaleas, lumbalgias, dolores abdominales, fibromialgia, trastornos gastrointestinales y en algunos casos lesiones que pueden causar limitaciones de la movilidad o la muerte.

Las agresiones repetidas y el estrés crónico que padecen las víctimas tienen una serie de efectos como la disminución de las defensas y en consecuencia el aumento de infecciones. Además los problemas derivados de las agresiones sexuales que sufren entre el 30 y 40% de las víctimas de la violencia machista, producen vaginitis, infecciones del tracto urinario, sangrados o embarazos no deseados. Todos estos problemas físicos tienen un efecto sumatorio al estado psicológico.

Diferentes estudios han establecido la asociación de enfermedades neurológicas crónicas con antecedentes de maltrato en la infancia y en el ámbito de la pareja, de tal forma que hasta un tercio de las mujeres con estas patologías sufre también violencia doméstica.

Estudios recientes han indicado que cefaleas, episodios de amnesia, cuadros confusionales, mareos y quejas de memoria, entre otros, se observan con mayor frecuencia en víctimas de maltrato. Además, los maltratos en la infancia pueden originar y agravar diversas enfermedades neurológicas en el adulto, como trastornos cognitivos y del sueño, y se ha encontrado también asociación con el ictus, la fibromialgia y ciertas enfermedades autoinmunes.

Por todo ello, destacar la importancia de considerar la violencia, tanto infantil como de género, no sólo como un gran problema social, sino también de salud.

Rocío Gay Perez

miércoles, 5 de febrero de 2014

FACTORES DE RIESGO DE LA VIOLENCIA EN LA PAREJA



Los factores de riesgo de violencia de pareja y violencia sexual son de carácter individual, familiar, comunitario y social. Algunos se asocian a la comisión de actos de violencia, otros a su padecimiento, y otros a ambos. Entre los factores de riesgo de ambas, violencia de pareja y violencia sexual, se encuentran los siguientes:

·         un bajo nivel de instrucción (autores de violencia sexual y víctimas de violencia sexual);
·         la exposición al maltrato infantil (autores y víctimas);
·         la experiencia de violencia familiar (autores y víctimas);
·         el trastorno de personalidad antisocial (autores);
·         el uso nocivo del alcohol (autores y víctimas);
·         el hecho de tener muchas parejas o de inspirar sospechas de infidelidad en la pareja (autores);
·         las actitudes de aceptación de la violencia (autores y víctimas).

Entre los factores asociados específicamente a la violencia de pareja cabe citar:

·         los antecedentes de violencia (autores y víctimas);
·         la discordia e insatisfacción marital (autores y víctimas).

Y entre los factores asociados específicamente a la violencia sexual destacan:

·         la creencia en el honor de la familia y la pureza sexual;
·         las ideologías que consagran los privilegios sexuales del hombre, y
·         la levedad de las sanciones legales contra los actos de violencia sexual.

La desigualdad de la mujer con respecto al hombre y el uso normativo de la violencia para resolver los conflictos están estrechamente asociados tanto a la violencia de pareja como a la violencia sexual ejercida por cualquier persona.

Juan Carlos Quero

miércoles, 29 de enero de 2014

LAS DIFICULTADES DE EDUCAR PARA LA IGUALDAD



Si la violencia de género erradica en la desigualdad y esta desigualdad, a su vez, en los estereotipos de género ¿Por qué no atajar la base del problema?. Esto parece simple, pero los estereotipos están tan arraigados en nuestra cultura que es bastante difícil realizar un cambio.

Si vamos a una tienda de bebes, generalmente, existe ropa azul que se le atribuye al niño y ropa rosa que se le atribuye a la niña.

Cuando regalamos un juguete, solemos diferenciar entre los juguetes con los que “debería” jugar una chica, tales como muñecas o cocinas; y los juguetes para chico, entre los que se encuentran los coches, balones, pistolas, etc.  Todos ellos tienden a agrupar a los niños, de forma que a partir de ellos podríamos suponer que la mujer debe encargarse de las tareas domésticas y del cuidado de los niños y al hombre debe gustarle el deporte, los coches y la violencia. De esta forma inculcamos a nuestros hijos, sin darnos cuenta, la división que existe entre hombre y mujer con respecto a sus funciones y manera de ser predeterminada, cuando en el fondo, todos tenemos los mismos derechos y deberes.

Sin embargo, aunque unos padres intenten educar a sus hijos desde la igualdad no es tarea fácil, ya que la sociedad también influye en el desarrollo del niño y esta aparece estereotipada, no solo a nivel comercial (juguetes, ropa…) también a nivel escolar, social, medios de comunicación…

De modo que conforme el niño va creciendo la educación recibida por los padres es influenciada por sus amistades. Haciendo que vuelvan a aparecer las diferenciaciones, por ejemplo: una niña a la que le guste jugar al fútbol puede ser tildada de marimacho o un niño al que le gusten las muñecas de nenaza, y todo ello por no comportarse según la forma que es “normal” para su sexo. Todas estas discriminaciones pueden suponer un gran problema para un niño, puesto que para ellos, el entorno social es importante y el sentirse aceptados por él aún más.

Conforme se va creciendo y madurando, se va aprendiendo que cada cual es como es y que no debería existir diferenciación (con respecto a funciones y gustos) entre hombres y mujeres. Que la diferencia física no indica atributos sobre la forma de ser.

En mi opinión, la eliminación de estereotipos es muy difícil, ya que muchos factores influyen en el desarrollo de una persona y es difícil que todos cambien a la vez. Pero a través de pequeñas cosas se puede lograr mucho poco a poco. Es muy importante la educación que ofrecen sus padres a sus hijos, al igual que la educación que recibe el niño en el colegio, estos y muchos otros son ámbitos sobre los que podemos actuar e iniciar el cambio hacia una verdadera sociedad de iguales en derecho y deberes.

Miriam  Extremera

miércoles, 22 de enero de 2014

ESTILOS DE VIDA Y DIFERENCIAS DE GENERO EN LA ADOLESCENCIA


El periodo adolescente es uno de los más decisivos para la adquisición de estilos de vida.  La importancia de la adolescencia para el establecimiento de éstos tiene que ver con los importantes cambios psicológicos y contextuales que tienen lugar durante estos años en los que chicos y chicas realizan sus primeras salidas y reuniones con sus iguales sin la presencia de sus padres y en los que van ganando autonomía para tomar algunas decisiones relacionadas con el ocio y el estilo de vida (actividades extraescolares, consumo de sustancias, prácticas sexuales, etc.). En cuanto a las diferencias de género, distintas investigaciones realizadas a nivel nacional e internacional han aportado una buena cantidad de datos que indican la existencia de diferencias significativas entre chicos y chicas en muchas de las conductas estudiadas.

En los últimos treinta años se han producido en este país una serie de cambios tanto socioeconómicos como culturales que han afectado a la estructura social, éstos han producido modificaciones en los estilos de vida de la población en general y de los adolescentes y jóvenes en particular.

Fenómenos como «el botellón», consumo de sustancias, horas de llegada a casa o cambios en las rutinas del sueño, hacen preciso la realización de investigaciones que analicen estas modificaciones, algunas de las cuales afectan de manera distinta a chicos y a chicas, y nos muestren el estado actual de los estilos de vida de jóvenes y adolescentes de manera que nos permitan conocer la realidad en la que se desenvuelve sus vidas. El objetivo de esta investigación fue analizar los estilos de vida que se observan entre los 12 y 17 años de edad, estudiando las diferencias por curso y género en este periodo. La muestra de la investigación estuvo formada por un total de 2400 adolescentes, 55.5% de chicas y 44.5% de chicos, con edades comprendidas entre los 12 y 17 años, pertenecientes a 20 centros educativos de Andalucía. 

Los resultados muestran que existen correlaciones significativas entre la mayoría de las variables que conforman los estilos de vida, casi todas de tipo positivo a excepción de las relacionadas con consumo de sustancias en donde la mayoría fueron negativas. También han revelado la existencia de significativas diferencias de género en los estilos de vida de los adolescentes andaluces, ya que de las 15 variables analizadas, 10 de ellas presentaron diferencias significativas con respecto al género. Se encontró asimismo una disminución significativa, con el aumento de la edad, en una serie de variables: práctica de la actividad física y deportiva, participación en actividades extraescolares y horas de sueño. Aunque esta tendencia se observó en ambos sexos, también surgieron diferencias de género. Así, si entre los chicos fueron más acentuados la disminución del rendimiento académico y el aumento del tiempo con los amigos, entre las chicas fueron más acusados la diminución de la práctica deportiva, el retraso en la hora de irse a la cama entresemana y la consiguiente reducción de las horas de sueño. 

Estos patrones diferentes de chicos y chicas pueden estar influenciados y delimitados por la cultura, la historia y la propia sociedad actual que interpreta y define de forma distinta, reforzando o reprimiendo, patrones de actuación que son aplicables a chicos o chicas. Esto podría explicar claramente la menor implicación femenina en la actividad deportiva. Entrando en variables concretas, el consumo de sustancias fue más importante entre los chicos y chicas de más edad, sin que surgieran diferencias significativas entre ellos y ellas de manera global, aunque sí aparecieron diferencias en el consumo de tabaco, más elevado entre las chicas.

En lo que respecta a las actividades extraescolares encontramos una mayor participación en los chicos y una disminución con la edad, lo cual resulta especialmente preocupante si tenemos en cuenta la importante evidencia empírica que existe acerca del efecto positivo que pueden tener sobre el desarrollo y ajuste adolescente, especialmente en el caso de jóvenes de contextos desfavorecidos

En cuanto a los asuntos escolares, las chicas reconocieron una mayor dedicación a estudiar y hacer los deberes, y mostraron una mayor motivación escolar que ellos, al igual que mostraron un mayor rendimiento académico. La disminución a lo largo de la adolescencia del rendimiento académico se observó en ambos sexos, aunque  entre los chicos el descenso fue más acusado. En lo relativo a la utilización de las TIC, encontramos que las chicas puntuaron más alto en el tiempo dedicado a ver la televisión y a usar el móvil, mientras que ellos pasaban  más tiempo utilizando el ordenador y videojuegos.

En cuanto a las rutinas de sueño, no aparecieron diferencias de género significativas en las horas de sueño durante los días laborables. En cambio, en los fines de semana los varones declararon dormir algo menos, en parte debido a que se acostaban más tarde, probablemente porque madres y padres controlan menos la hora de llegada a casa de sus hijos varones. Más clara fue la disminución con la edad en las horas de sueño durante los días laborables, más acusada entre las chicas, una tendencia que ha sido encontrada en otros estudios, y que puede deberse en parte al retraso en los ciclos circadianos de sueño y vigilia, que se va haciendo más evidente según avanza la adolescencia. A ello habría que añadir la creciente autonomía de chicos y chicas para decidir la hora de irse a la cama.

Obtenido de la Revista Psychosocial Intervention:
Hernando, A.; Oliva, A. y Pertegal, M.A. (2013). Diferencias de género en los estilos de vida de los adolescentes. Psychosocial Intervention 22 (1), 15-23.

 Inmaculada Carrillo Jiménez

miércoles, 15 de enero de 2014

EL ALCANCE DE LA VIOLENCIA SEXUAL EN LA PAREJA



Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como "todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada".
 
La violencia de pareja se refiere al comportamiento de la pareja o ex pareja que causa daño físico, sexual o psicológico, incluidas la agresión física, la coacción sexual, el maltrato psicológico y las conductas de control.
 
La violencia sexual es cualquier acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual u otro acto dirigido contra la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de su relación con la víctima, en cualquier ámbito. Comprende la violación, que se define como la penetración, mediante coerción física o de otra índole, de la vagina o el ano con el pene, otra parte del cuerpo o un objeto.



Las estimaciones más precisas de la prevalencia de la violencia de pareja y la violencia sexual en entornos sin conflictos son las proporcionadas por encuestas poblacionales basadas en el testimonio de las víctimas. En un estudio de la OMS sobre la salud de la mujer y la violencia doméstica contra la mujer (WHO multi-country study on women’s health and domestic violence against women) realizado en 10 países, en su mayoría en desarrollo, se observó que en las mujeres de 15 a 49 años:


  • Entre el 15% de ellas en el Japón y el 70% en Etiopía y el Perú referían haber sufrido a lo largo de su vida violencia física o sexual perpetrada por su pareja;
  • Entre un 0,3% y un 11,5% referían haber sufrido violencia sexual perpetrada por alguien que no era su pareja después de cumplidos 15 años; 
  • La primera experiencia sexual había sido forzada en muchos casos (17% en la Tanzanía rural, 24% en el Perú rural, y 30% en zonas rurales de Bangladesh).

La violencia de pareja y la violencia sexual son perpetradas en su mayoría por hombres contra mujeres y niñas. El abuso sexual infantil afecta a niños y niñas. En los estudios internacionales realizados, aproximadamente el 20% de las mujeres y el 5%-10% de los hombres refieren haber sido víctimas de violencia sexual en la infancia.

Los estudios poblacionales sobre la violencia en las relaciones entre los jóvenes («violencia en el noviazgo») indican que este problema afecta a una proporción considerable de la población joven. Por ejemplo, en un estudio realizado en Sudáfrica entre personas de 13 a 23 años, el 42% de las mujeres y el 38% de los hombres refirieron haber sido víctimas de violencia física en el noviazgo.

Juan Carlos Quero