martes, 5 de marzo de 2013

TRAFICO DE MUJERES

En este post me gustaría acercar a un tipo de violencia que sobre todo se da en países extranjeros, este es el tráfico de mujeres y niños para u explotación, sobre todo sexual. Este es un comercio muy lucrativo para los monstruos (por no decirlo de otra forma), que lo llevan a cabo, además estos sujetos están bastante bien protegidos, y sufren escasas consecuencias, por no decir ninguna por parte de los gobiernos.

La trata sexual, supone un problema de derechos humanos y una manifestación de persistente desigualdad entre los sexos, y de la condición de subordinación de la mujer a escala mundial. En todo el mundo, la mayoría de los seres sometidos a la trata sexual son mujeres y niñas de baja condición económica y las principales corrientes de este comercio fluyen desde los países en vías de desarrollo hacia los más prósperos. Estas personas que son objeto de tráfico suelen encontrarse aisladas de las redes sociales tradicionales y de los servicios gubernamentales. En mucho casos son las mismas políticas migratorias impulsadas por los gobiernos las causantes del problema, forzando a las mujeres y niñas víctimas de tráfico a mantenerse en situaciones de clandestinidad. Detrás de la trata de personas, particularmente de mujeres y niñas, subyacen problemas socioeconómicos, de pobreza, que les colocan en situaciones de vulnerabilidad ante la explotación y el abuso de traficantes. 

La trata encuentra impulso en una demanda de cuerpos de mujeres y niñas en la industria sexual, alimentada por una oferta de mujeres, a quienes se les niegan los derechos y oportunidades. El factor de la demanda en el tráfico sexual, sigue siendo al menos visible. En muchas ocasiones parece que se olvida que en la industria del sexo se trafica con seres humanos para satisfacer la demanda de los compradores, es lo que determina que el comercio sexual sea tan lucrativo. Los traficantes, además de explotar las necesidades económicas, sacan provecho de la vulnerabilidad de las mujeres y niñas que han huido de su hogar debido a la violencia o que han sido desplazadas por conflictos armados o desastres naturales.

Las condiciones de la explotación sexual constituyen una violación de los derechos humanos, para comprender el alcance de esa violación, basta observar las formas que tienen los proxenetas para ejercer su control, estos retienen los pasaportes de las víctimas y se los revenden a unos precios abusivos, acto que deja a las mujeres en una posición de vulnerabilidad, especialmente si han entrado en el país de forma ilegal. Los traficantes no permiten que las mujeres abandonen la prostitución hasta que hayan saldado sus deudas, y en muchos casos, estas crecen por efecto de los cargos de alojamiento y manutención.

En esta situación hace que dependan de los traficantes para disponer de comida, dinero, vestimenta y atender otras necesidades. Además sin lugar a dudas, emplean con frecuencia, todo tipo de violencia y amenazas. La violencia psicológica, física y sexual asociada con el tráfico y la explotación sexuales provoca, depresiones, intentos de suicidio, lesiones físicas graves y hasta la muerte. La participación en la industria del sexo conlleva riego de contraer enfermedades de trasmisión sexual, y más teniendo en cuenta que las víctimas no tienen libertad a la hora de usar preservativos. 

La explotación sexual es especialmente dañina para salud de las niñas, que son especialmente vulnerables frente a las infecciones de transmisión sexual, debido a la inmadurez de sus genitales.


Antonio García

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